El universo... eres tú
creía que si encontraba un mundo muy parecido al mío
encontraría esa armonía y paz
que le es tan necesaria al ser humano.
Encontraba mundos distintos,
bellos, grandes, pequeños, de muchos colores
con pasados dolidos,
presentes ansiosos
y futuros expectantes,
pero no lograba encontrar uno, un solo mundo...
que girara a mi mismo ritmo,
en mis mismos tiempos.
A punto de imaginarme caos,
y precipitarme al abismo de cualquier fracaso,
apareciste tú,
como aparecen las personas buenas
por esa casual manera cuántica en la que...
sin percibir motivo alguno
se intuye,
simplemente,
una diminuta razón
que lo hace todo más comprensible.
Apareciste y mi sentido emocional cambió.
En realidad yo no necesitaba encontrar otro mundo,
sino percibir que yo era ya un cúmulo de tantos mundos...
que solo debía permitirme un universo en el que reposar.
Y miré hacia el frente,
y vi soles, y luces y astros
y tierras y mares
y orden y paz
y estelas de sueños y realidades
que lo envolvían todo,
y miraste hacia el frente
y con un destello de genio,
reconociste en mis ojos...
mi enorme capacidad de ser.
Y ya no pude hacer otra cosa...
que formar parte de ti.