El cuento de números y letras
Back at One-Brian Mcknight
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Había una vez un niño que gustaba de entretenerse con todo aquello que significar contar, su pasión eran los números.
Se distraía en cualquier calle contando baldosas, escaleras, árboles en una avenida, incluso alcantarillas.
En frente de su casa vivía una niña a la que le gustaba mucho escribir, su pasión eran las letras, todo lo transformaba en palabras. Cogía su lápiz y salía a pasear, cuando reconocía algo que le inundaba su pequeña alma lo escribía en un papel que siempre llevaba consigo, en grandes letras, lo resumía en una palabra, su mundo eran las palabras...
Un buen día niño y niña se encontraron, ya se conocían de antes pero apenas habían coincidido y en escasas ocasiones cruzado unos saludos. Esta vez el destino quiso reunirlos en una parada de autobús. Hacía frío y llovía, la niña llevaba un plumífero azul marino y el niño su cazadora color crema, ambos se miraron de reojo, el niño pensó: vaya, que rabia, he tenido que encontrarme con la rara de mi vecina, está loca, llevaba papeles siempre en sus manos y un lápiz gordo y ni idea de que apunta pero no deja de escribir. La niña pensó a su vez: anda, el borde y raro de mi vecino en mi parada de autobús, yo creo que es autista, o está de manicomio, siempre a lo suyo, mirando al suelo o la pared, es que no se qué ve porque no le quita ojo a las baldosas, debe ser que es lelo, corto de vista, debe de creerse muy importante porque se considera distinto...
Pasaban los minutos y el autobús no llegaba, cada vez llovía más. La niña, viendo que cada vez se mojaba más, se refugió en la parada y se sento entre la gente, en el hueco de un banco que allí había, miro hacia el cielo y comenzó a escribir,
NUBES, LLUVIA, CIELO GRIS, ESPERAR, SILENCIO.
El niño había decidido también refugiarse de la torrencial lluvia y puesto que la parada estaba llena de gente apenas tenía un pequeño sitio para sentarse en aquel banco que estaba al lado de la niña.
Dudó unos segundos y luego pensó: en fin, qué se le va a hacer al menos esperaré al autobus sentado y sin mojarme, espero que esa tonta no me hable, y pensando así se sentó junto a ella. Ella al verlo se apartó un poco para no tener que tocarse y sin hacerle ni caso siguió escribiendo. El autobús se retrasaba tanto que aquella espera parecía interminable. Al niño comenzó a picarle la curiosidad de ver qué estaba escribiendo aquella niña y mirando por encima de su hombro trató de leer las palabras. Alcanzó a ver la palabra NIÑO y pensó, buf, vaya muermo de niña, ¿qué le verá de divertido a eso de escribir? y volviendo su mirada hacia el suelo comenzó a contar cuántos cuadraditos había en la baldosa que tenía a sus pies, 1, 2, 3, 4.... De repenté la niña se volvió hacia el niño y así comenzó su conversación:
NIÑA: ¿qué haces?
NIÑO: sshhh, calla, estoy contando... 24, 25, 26...
NIÑA: ¿y qué cuentas?
NIÑO: cuadrados, calla, que me pierdo, 28, 29, 30, 31...
La niña apuntó en su papel: ABURRIDO
El niño viendo que la niña escribía algo paró de contar por un segundo y con curiosidad le preguntó:
NIÑO: y tú, ¿qué estás haciendo?
NIÑA: Escribo lo que tú eres
NIÑO: Y ¿qué has puesto?
NIÑA: ABURRIDO.
NIÑO (molesto): vaya tontería eso de escribir, no es nada nuevo, para mi es más divertido contar. ¿No te has fijado? Todo lo que nos rodea son números, el número de la parada del autobús, el número que calzas en tus zapatos, la talla de tu abrigo, el numero del billete para el autobús, todas las cosas de este mundo se resumen en números, hay un número para todo, todo se puede contar, por ejemplo ¿cuantos dedos tienes en tus 2 manos?
NIÑA (ingenua): Diez
NIÑO (contrariado): No, no, 10, un número ¿lo ves?
NIÑA: Pues a mi eso de contar no me parece tan divertido, es demasiado serio.
NIÑO: Lo tuyo sí que es serio y aburrido, escribes palabras cuando podrías estar contando las letras de las palabras que escribes, los renglones, los párrafos o las hojas de tus cuadernos, ¡todo está lleno de números! es muy emocionante ¿no lo comprendes?
NIÑA: Bueno, para mi no todo tiene números... Por ejemplo: las nubes no las puedes contar, ni las risas, ni los escalofríos, ni las chispas de un fuego, ni las gotas de un mar, hay muchas cosas que no se pueden contar, no seas tan cerrado.
NIÑO: Bah, bobadas, los latidos del corazón, por ejemplo, pues sí que se pueden contar, y los estornudos o cuántas veces bostezas o te rascas la nariz, esos ejemplos que has puesto son tonterías de niña tonta porque sabes que tengo razón.
NIÑA: A mi me gusta escribir y a ti te gusta contar, tengamos la fiesta en paz y cada cual que siga con lo suyo.
NIÑO: vale, de acuerdo, me parece que pierdes el tiempo pero tú misma...
De repente una anciana que había estado escuchando la infantil conversación se acercó a ellos y les dijo:
ANCIANA: ¿no os dáis cuenta de que juntos podríais conseguir aprender muchas cosas más que por separado?
NIÑO: ¿cómo? ¿yo con esta? si solo escribe palabras seguro que no sabe ni contar, ¿qué me va enseñar?
NIÑA: Sí sé contar, bobo, que eres un bobo, pero no me la la gana, me gusta más escribir palabras, los números son muy fríos y las palabras son más calientes.
Entonces la anciana les dijo a los dos con voz dulce: Os voy a demostrar como en esta vida nada se puede hacer si se carece de números...
NIÑO: ¿lo ves? los números son esenciales, ¡bocazas! dijo interrupiendo.
ANCIANA: No me interrupas que es de mala educación, niño. Como iba diciendo, los numéros son muy importantes... pero si bien es cierto que muchas cosas se pueden entender en números nosotros no podíamos ser cómo somos sin ponerle también palabras a las cosas que vemos, olemos, sentimos...
NIÑA: Ajá, es que las letras lo son todo, forman palabras, las palabras frases y así nos entendemos, ¡inculto!
ANCIANA: ¿queréis parar ya? ¡Escuchad!Cada palabra que pronunciamos se construye de letras y números, por ejemplo: BESO está formado por dos letras, la B y la E y por dos números el 5 y el 0, si lo juntamos formamos una bonita palabra BE50, que todo el mundo entiende al verla, ¿verdad?. Todas las palabras llevan sus números dentro, ninguna palabra puede formarse solo de letras, como tampoco se forma sólo con números.
Se distraía en cualquier calle contando baldosas, escaleras, árboles en una avenida, incluso alcantarillas.
En frente de su casa vivía una niña a la que le gustaba mucho escribir, su pasión eran las letras, todo lo transformaba en palabras. Cogía su lápiz y salía a pasear, cuando reconocía algo que le inundaba su pequeña alma lo escribía en un papel que siempre llevaba consigo, en grandes letras, lo resumía en una palabra, su mundo eran las palabras...
Un buen día niño y niña se encontraron, ya se conocían de antes pero apenas habían coincidido y en escasas ocasiones cruzado unos saludos. Esta vez el destino quiso reunirlos en una parada de autobús. Hacía frío y llovía, la niña llevaba un plumífero azul marino y el niño su cazadora color crema, ambos se miraron de reojo, el niño pensó: vaya, que rabia, he tenido que encontrarme con la rara de mi vecina, está loca, llevaba papeles siempre en sus manos y un lápiz gordo y ni idea de que apunta pero no deja de escribir. La niña pensó a su vez: anda, el borde y raro de mi vecino en mi parada de autobús, yo creo que es autista, o está de manicomio, siempre a lo suyo, mirando al suelo o la pared, es que no se qué ve porque no le quita ojo a las baldosas, debe ser que es lelo, corto de vista, debe de creerse muy importante porque se considera distinto...
Pasaban los minutos y el autobús no llegaba, cada vez llovía más. La niña, viendo que cada vez se mojaba más, se refugió en la parada y se sento entre la gente, en el hueco de un banco que allí había, miro hacia el cielo y comenzó a escribir,
NUBES, LLUVIA, CIELO GRIS, ESPERAR, SILENCIO.
El niño había decidido también refugiarse de la torrencial lluvia y puesto que la parada estaba llena de gente apenas tenía un pequeño sitio para sentarse en aquel banco que estaba al lado de la niña.
Dudó unos segundos y luego pensó: en fin, qué se le va a hacer al menos esperaré al autobus sentado y sin mojarme, espero que esa tonta no me hable, y pensando así se sentó junto a ella. Ella al verlo se apartó un poco para no tener que tocarse y sin hacerle ni caso siguió escribiendo. El autobús se retrasaba tanto que aquella espera parecía interminable. Al niño comenzó a picarle la curiosidad de ver qué estaba escribiendo aquella niña y mirando por encima de su hombro trató de leer las palabras. Alcanzó a ver la palabra NIÑO y pensó, buf, vaya muermo de niña, ¿qué le verá de divertido a eso de escribir? y volviendo su mirada hacia el suelo comenzó a contar cuántos cuadraditos había en la baldosa que tenía a sus pies, 1, 2, 3, 4.... De repenté la niña se volvió hacia el niño y así comenzó su conversación:
NIÑA: ¿qué haces?
NIÑO: sshhh, calla, estoy contando... 24, 25, 26...
NIÑA: ¿y qué cuentas?
NIÑO: cuadrados, calla, que me pierdo, 28, 29, 30, 31...
La niña apuntó en su papel: ABURRIDO
El niño viendo que la niña escribía algo paró de contar por un segundo y con curiosidad le preguntó:
NIÑO: y tú, ¿qué estás haciendo?
NIÑA: Escribo lo que tú eres
NIÑO: Y ¿qué has puesto?
NIÑA: ABURRIDO.
NIÑO (molesto): vaya tontería eso de escribir, no es nada nuevo, para mi es más divertido contar. ¿No te has fijado? Todo lo que nos rodea son números, el número de la parada del autobús, el número que calzas en tus zapatos, la talla de tu abrigo, el numero del billete para el autobús, todas las cosas de este mundo se resumen en números, hay un número para todo, todo se puede contar, por ejemplo ¿cuantos dedos tienes en tus 2 manos?
NIÑA (ingenua): Diez
NIÑO (contrariado): No, no, 10, un número ¿lo ves?
NIÑA: Pues a mi eso de contar no me parece tan divertido, es demasiado serio.
NIÑO: Lo tuyo sí que es serio y aburrido, escribes palabras cuando podrías estar contando las letras de las palabras que escribes, los renglones, los párrafos o las hojas de tus cuadernos, ¡todo está lleno de números! es muy emocionante ¿no lo comprendes?
NIÑA: Bueno, para mi no todo tiene números... Por ejemplo: las nubes no las puedes contar, ni las risas, ni los escalofríos, ni las chispas de un fuego, ni las gotas de un mar, hay muchas cosas que no se pueden contar, no seas tan cerrado.
NIÑO: Bah, bobadas, los latidos del corazón, por ejemplo, pues sí que se pueden contar, y los estornudos o cuántas veces bostezas o te rascas la nariz, esos ejemplos que has puesto son tonterías de niña tonta porque sabes que tengo razón.
NIÑA: A mi me gusta escribir y a ti te gusta contar, tengamos la fiesta en paz y cada cual que siga con lo suyo.
NIÑO: vale, de acuerdo, me parece que pierdes el tiempo pero tú misma...
De repente una anciana que había estado escuchando la infantil conversación se acercó a ellos y les dijo:
ANCIANA: ¿no os dáis cuenta de que juntos podríais conseguir aprender muchas cosas más que por separado?
NIÑO: ¿cómo? ¿yo con esta? si solo escribe palabras seguro que no sabe ni contar, ¿qué me va enseñar?
NIÑA: Sí sé contar, bobo, que eres un bobo, pero no me la la gana, me gusta más escribir palabras, los números son muy fríos y las palabras son más calientes.
Entonces la anciana les dijo a los dos con voz dulce: Os voy a demostrar como en esta vida nada se puede hacer si se carece de números...
NIÑO: ¿lo ves? los números son esenciales, ¡bocazas! dijo interrupiendo.
ANCIANA: No me interrupas que es de mala educación, niño. Como iba diciendo, los numéros son muy importantes... pero si bien es cierto que muchas cosas se pueden entender en números nosotros no podíamos ser cómo somos sin ponerle también palabras a las cosas que vemos, olemos, sentimos...
NIÑA: Ajá, es que las letras lo son todo, forman palabras, las palabras frases y así nos entendemos, ¡inculto!
ANCIANA: ¿queréis parar ya? ¡Escuchad!Cada palabra que pronunciamos se construye de letras y números, por ejemplo: BESO está formado por dos letras, la B y la E y por dos números el 5 y el 0, si lo juntamos formamos una bonita palabra BE50, que todo el mundo entiende al verla, ¿verdad?. Todas las palabras llevan sus números dentro, ninguna palabra puede formarse solo de letras, como tampoco se forma sólo con números.
Los dos niños se quedaron boquiabiertos y pensativos, cada uno trataba de pensar en un número o en una palabra que no pudiera formarse así, el niño fue el primero en responder y con voz triunfante, dijo:
ÑIÑO: !eso es mentira! yo acabo de pensar en una palabra que no tiene letras.
la anciana le espetó:
ANCIANA: es mejor que digas que eso no es cierto, es más tolerante por si al final te equivocas, ¿no te parece niño? - y con voz paciente prosiguió, - a ver y ¿cual es?
ÑIÑO: pues por ejemplo SOSO.
La anciana se quedó pensativa un momento y después dijo:
ANCIANA:tienes razón se puede construir solo con números, pero... sin embargo, si bien es cierto lo que acabo de decir, dos de esos números también podrían ser la letras S y O y escribirse SO50 ¿no te parece?.
El niño se quedó reflexionando un momento y después acertó a decir:
ÑIÑO: sí, bueno, claro, también, pero...
ANCIANA: No valen peros, si hay peros hay posibilidades, - cortó con voz segura la anciana y volviéndose a la niña le dijo: - y tú dime niña ¿a tí se te ocurre una palabra que no se pueda formar con números?
La niña dudó unos momentos...
ÑIÑA: hmmm, no sé, tengo que pensar un poco, hmmm, a ver, LLORAR, SOL... ah, ya sé, yo sé una palabra que solo se puede formar con letras.
¿cual? - dijeron a un tiempo niño y anciana.
Pues MADRE dijo la niña muy convencida.
La anciana miró a la niña con ojos dulces y extrayendo una sonrisa le contestó: tienes razón, es una palabra que solo se forma con letras. El niño, sintiéndose abatido, bajó su cabeza en señal del vencimiento de su compañera. Entonces la anciana viendo su tristeza le dijo: niño, yo creo que tú eres una personita muy lista, dime: ¿no se te ocurre ninguna forma de escribir MADRE con números? No, contestó el niño, creo que ella tiene razón, los números no valen para expresarlo todo, son un fraude, dijo con apenada voz dejando de pensar. La anciana cogiendo la hoja de papel escribió en grande: MADRE y se lo entregó al niño diciendo: piensa, busca una forma de convertir las letras en esos números y signos matemáticos que tanto te gustan, búscala, porque la hay. El niño, asombrado por tal afirmación miró el papel, volvió a mirarlo pero no encontraba la forma, miraba y miraba, pero nada, tanto tiempo estuvo mirando aquel papel que acertó a caer una gota justo en la mitad de la letra M y en su mente de repente brillando con luz intensa comenzaron a separarse los trazos escritos, y como por arte de magia la M se separó en dos rasgos, primero formando el palo de un 1 con su rabillo (puesto del revés) y luego otro 1 sencillo y al unirlos mentalmente se quedó maravillado con lo que contempló, en su papel se dibujó grande, magnífica una letra con dos 1 enfrentados formando la M (ruego al lector que imagine el primer 1 puesto mirando hacia la derecha ya que no puedo escribirlo aquí) y con mano temblorosa fue haciendo diferentes signos, separando partes en cada letra hasta que consiguió poner toda la palabra, la A /-\, la D, ), la R 2 y finalmente la E, (el 3 al revés).
M /-\ ) 2 E
M /-\ ) 2 E
Los niños se quedaron asombrados sin atreverse a pronunciar ni un sonido.Entonces la anciana, dándoles un beso a cada uno les dijo: recordad siempre que toda palabra puede formarse con números y todo número con palabras, de esa forma nunca olvidaréis que hay que mirar siempre con los ojos en dos direcciones, con varios enfoques, dando la vuelta a todo aquello que creéis imposible de realizar, para que realmente dos personas extrañas, diferentes, alejadas, puedan dejar de sentirse incompatibles y se ayuden y se complementen como dos iguales. Si tan solo buscáis letras en las palabras, os perdéis el encanto de los signos matemáticos, y si tan solo buscáis números, no hallaréis la magia de las letras.
Y al terminar de decir estas palabras llegó una ráfaga de viento que obligó a todos los que allí estaban a bajar la cabeza por un instante y al levantarla... la anciana había desaparecido.
Y desde aquel día, desde aquella parada de autobús, ambos se hicieron amigos y nunca dejaron ya de jugar juntos y construir palabras como AMISTAD, AMOR, con números y letras. Ya de mayores tomaron diferentes rumbos, él se convirtió en un profesional reconocido que avanza en su vida enseñando el valor que tienen los números y ella se ha transformado en una mujercita despierta, cuyo nombre resuena entre ciertos ambientes literarios con prestigio, pero nunca se olvidaron el uno del otro pues gracias a aquella anciana habían comprendido que con generosidad y claridad en el pensamiento se logra formar el lenguaje más bello que puede existir en este mundo, el lenguaje del COMPARTIR o lo que es lo mismo, el lenguaje del
Y desde aquel día, desde aquella parada de autobús, ambos se hicieron amigos y nunca dejaron ya de jugar juntos y construir palabras como AMISTAD, AMOR, con números y letras. Ya de mayores tomaron diferentes rumbos, él se convirtió en un profesional reconocido que avanza en su vida enseñando el valor que tienen los números y ella se ha transformado en una mujercita despierta, cuyo nombre resuena entre ciertos ambientes literarios con prestigio, pero nunca se olvidaron el uno del otro pues gracias a aquella anciana habían comprendido que con generosidad y claridad en el pensamiento se logra formar el lenguaje más bello que puede existir en este mundo, el lenguaje del COMPARTIR o lo que es lo mismo, el lenguaje del
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Este cuento tiene derechos de autor y pertenece a una colección de cuentos infantiles.
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