martes, 31 de julio de 2007

La rosa de agua


Kala-Yann Tiersen

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Había una vez una bella rosa, la más bella que se podía encontrar en 100km a la redonda. Esta rosa vivía en medio de un campo con otras rosas y su vida social era muy intensa, tan intensa que apenas podía pararse a imaginar cómo serían las cosas si realmente se detuviera un instante, se quedara sola.

Acertó un día a pasar junto a ella, una niña que viéndola tan linda, tan bella, la más bella de ese lugar quiso llevársela para su casa. Comenzó a tirar de ella, la rosa al principio con el tirón se sintió molesta pero no le dio más importancia pues pensó, parará en cuanto vea que no puede conmigo, sin embargo la niña continuó tirando y tirando, pues había decidido que quería esa flor para su colección, la rosa comenzó a estirarse desde el tallo y salieron de su garganta pequeños gritos que se transformaron en gimoteos hasta provocar tanto daño que los quejidos eran intensos, muy profundos.De repente se oyó un "crack" y la rosa quedó despegada de la tierra.La niña muy contenta se la guardó en una cesta y se fue caminando en busca de sus papás.
La rosa, desprotegida, alejada, dolorida comenzó a lamentar lo que le habían hecho, en el cesto junto a ella había más flores y entre ellas un lirio amarillo que le dijo: acostúmbrate ya no volverás nunca al campo, a todos nos han cortado, debes aprender a seguir manteniéndote bella para que al verte bonita te cuiden un poco más que a los demás.

La rosa se quedó petrificada con esas palabras, yo no puedo ser bella si he perdido mis raices, yo no puedo sentir feliz, ni hacer florecer mi color si me estoy alejando de la tierra que me vio nacer, dijo confundida.

Es importante que no pierdas la cabeza, le aconsejó el lirio y sobre todo no llores, mantente firme y con una sonrisa, si lloras es peor.

¿peor? ¿porqué peor?

Tú hazme caso, yo entiendo de esto, sobre todo, no llores.

Al llegar a casa, la niña sacó de su cesta las flores y las puso todas juntas en un jarrón...Pero, pero... acertó a decir la rosa ¿dónde está el agua?

No hay, dijo el lirio, no nos ponen agua, solo nos contemplan mientras estamos vivos,luego nos secamos, dejamos de estar bellos, se acaba todo, nos tiran...

Pero eso no puede ser, dijo la rosa ingenuamente, somos flores, somos lindas, no se puede terminar todo así como si fuéramos un escaparate que se desgasta con el tiempo y no se repone... en el campo las cosas no son así, vivimos mucho tiempo, morimos con dignidad...
Vives demasiado aislada, eres demasiado ingenua, tú acostúmbrate a esto y sobre todo, te lo vuelvo a repetir, no llores, por favor, no llores...

La rosa se quedó en silencio, con el paso de los días sus colores ya no lucían, ya no era hermosa pero aún sobrevivía, sin embargo no podía evitar mirar que flores más pequeñas se estaban secando tanto que apenas ya tenían aliento para mantenerse en pie, y solo se sujetaban con el borde del jarrón, apoyando su cabeza, como descansando...

La rosa comenzó a sentirse mal, debo hacer algo, no puede ser que nuestra existencia termine simplemente porque una niña caprichosa nos arrancó de la felicidad, de la compañía de los demás, solo para contemplarnos un ratito a solas y luego ya abandonarnos, he de hacer algo... se decía la rosa.

El lirio le escuchaba sus pensamientos más no decía nada, solo repetía en voz cada más débil por favor no llores...

La rosa, regresando de sus pensamientos se volvió hacia él y le dijo: ¿porqué siempre estás repitiendo lo mismo? ¿no crees que haya motivos para llorar?, nuestras hermanas flores se mueren, no pueden tomar agua, nosotros también nos secamos, solo nos queda llorar ¿porqué lo prohibes de esa forma?

No lo prohibo, lo aconsejo, dijo el lirio. He oido que apenas alguien de nosotros empieza a llorar, al estar tan secos, tan débiles nuestras hojas se deshacen hasta convertirnos en agua...

Pues si es así como tú dices, no encuentro mejor forma de sentirme viva, de sentirme generosa que llorar... deseo llorar, dijo la rosa con decisión, porque al menos así sentiré que realmente estoy aún viva, tengo emociones, viéndome las lágrimas sabré lo qué me duele, no me calláre, no aguantaré todo como si nada fuera, ¡no!

Y diciendo esto comenzó a llorar, sus lágrimas empaparon sus primeros pétalos y con el contacto salado éstos comenzaron a deshacerse... ah, ¿qué me sucede? ¡cómo duele! grito aterrada...

El lirio, atento a lo que pasaba le dijo, te he dicho que no llores, si llores te deshaces antes, nada quedará de ti, te convertirás en agua, no te secarás pero será peor, al menos seca puede que un día acabes siendo guardada en un libro como recuerdo pero ¿siendo agua?, nada serás.

La rosa escuchaba boquiabierta las explicaciones del lirio y quedó muda de la impresión viendo cómo con sus lágrimas algunas hojas se habían ya deshecho... entonces, viendo cómo era la realidad que le esperaba... se acercó al lirio y como voz muy suave le dijo: tal vez tú necesitas dejar secar tus hojas, apagarte poco a poco para terminar siendo recuerdo guardado entre las páginas de un libro, pero yo no soy como tú, si me apago, si me termino sin luchar, no tendré sentido, no seré yo, yo no he nacido para conservarme el mayor tiempo posible, he nacido para vivir, para luchar, para esforzarme, para inventar y para morir, llegado el momento, con la misma actitud con la que viví, con generosidad...

Y diciendo esto comenzó a llorar, el lirio, al comprender lo que iba a hacer, le grito, no lo hagas, ¡no!, ¡por favor!, me gusta tu compañía´aunque sea temporal... no lo hagas, vas a dejarme solo aquí, no podré darte la mano mientras ambos cerramos los ojos... no lo hagas... no me dejes... pero la rosa apenas ya escuchaba y llenos sus pétalos de lágrimas le dijo exhalando unas últimas palabras que también se transformaban en agua... no me voy, me quedo aquí, convertida en agua para que os reguéis conmigo, no me voy, estaré siempre empapándoos, miráme... me vuelvo agua... lleno este jarrón, tomad de mi el aliento de mi humedad, como si fueran besos y abrazos a vuestras raíces... morid con dignidad, con amor de agua en la sabia de vuestras venas...

Y con estas palabras, suavemente, se diluyó.

Enseguida las demás flores al contacto con el líquido elemento comenzaron a cobrar aliento, el lirio, cabizbajo fue el que más tomó sin darse cuenta puesto que al percibir la humedad sus ojos comenzaron instintivamente a abrirse y a recobrar frescura y vigor.

Todas las flores recuperaron sus colores en tan poco tiempo que al verlas tan bellas, tan esplendorosas, la niña que las había recogido se quedó entusiasmada y comprendiendo que esas flores debían ser todas muy especiales por haber durado tanto tiempo en tan buenas condiciones, pues eso no había sucedido con ningún otro ramo que a veces traía, le pidió a sus padres un jarrón más grande, y sin percibir que aquel jarrón ya tenía agua, puso agua nueva y las cuidó con tanto esmero que las flores duraron mucho tiempo ofreciendo sus colores y su belleza a cuantos las contemplaban.

Y el lirio, cuyo color llamaba la atención pues se había vuelto de un intenso amarillo que hacía deslumbrar, cada mañana, en recuerdo de su amiga, se inclinaba hacia su tallo y asomaba su cabeza por debajo de una sus hojas, dando un beso de buenos días a una pequeña gota, una lágrima de rosa, que se había guardado para él sin que nadie le viera...


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En esta vida hay rosas de agua que se deshacen junto a nosotros simplemente por amor y también puede haber tímidos lirios que, yo estoy segura, mantienen la lágrima de una rosa de agua en su interior.